The Green Acrobat is a color lithograph realized by the Surrealist painter Marc Chagall in 1979. Signed on the stone. Published at Galerie Maeght (Paris) in Derriere le Miroir, 1979. Ref.: WV Mourlot 946. The funny artwork represents an acrobat while performing his art, balanced on an animal. The prominent color of the composition is green. "It's a magic world, the circus’, Chagall once wrote, ‘an age-old game that is danced, and in which tears and smiles, the play of arms and legs take the form of great art […]. The circus is the performance that seems to me the most tragic. Throughout the centuries, it has been man’s most piercing cry in his search for entertainment and joy. It often takes the form of lofty poetry. I seem to see a Don Quixote in search of an ideal, like that marvellous clown who wept and dreamed of human love" (M. Chagall, Le Cirque, New York, 1981). Since his childhood, when he had seen acrobats in the streets of the Russian town of Vitebsk where he lived with his family, Chagall has always been fascinated by the circus, and often returned to this subject in his artworks. He often depicted trapeze artists, musicians, tumblers, gymnasts, clowns, enhancing their liveliness but also their tragic and human side.
El Acróbata Verde es una litografía en color realizada por el pintor surrealista Marc Chagall en 1979. Firmada en la piedra. Publicada en la Galerie Maeght (París) en Derriere le Miroir, 1979. Referencia: WV Mourlot 946. La divertida obra representa a un acróbata mientras realiza su arte, en equilibrio sobre un animal. El color destacado de la composición es el verde. "Es un mundo mágico, el circo", escribió una vez Chagall, "un juego milenario que se baila, y en el que las lágrimas y las sonrisas, el juego de brazos y piernas toman la forma de un gran arte [...]. El circo es el espectáculo que me parece más trágico. A lo largo de los siglos, ha sido el grito más desgarrador del hombre en su búsqueda de entretenimiento y alegría. A menudo toma la forma de una poesía elevada. Me parece ver a un Don Quijote en busca de un ideal, como aquel maravilloso payaso que lloraba y soñaba con el amor humano" (M. Chagall, Le Cirque, Nueva York, 1981). Desde su infancia, cuando vio a los acróbatas en las calles de la ciudad rusa de Vitebsk, donde vivía con su familia, Chagall siempre se sintió fascinado por el circo, y a menudo volvió a este tema en sus obras. A menudo representó a trapecistas, músicos, volatineros, gimnastas y payasos, realzando su viveza pero también su lado trágico y humano.
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