Danseuse sur un Tabouret is a wonderful lithograph realized by Henri Matisse in 1929. It is hand-signed and numbered in pencil on the sheet. Edition of 130 prints. Image Dimensions: 45.5 x 26.5 cm Ref. Catalogue Pully, n. 135, p. 44. Those who know Henri Matisse (1869-1954) through his sumptuous, intensely colored canvases might be surprised to learn that he was also a delicate printmaker. Matisse is recognized as one of the greatest printmakers of the 20th century. Exponent of Post-Impressionism and dominant figure of Fauvism, painted one of his most iconic works, Dance (I), in 1909 when Russian industrialist and art collector Sergei Shchukin commissioned the work for his Moscow mansion, the Trubetskoy Palace. For the project, Matisse re-envisioned the circling nude dancers of his brightly colored Joy of Life (1906), in a pared-down palette and simplified lines. This monumental canvas, though completed in just one week and considered a study by Matisse, is one of the most significant works of 20th-century art, now held in the permanent collection of the Museum of Modern Art in New York. In the 1920s, Matisse’s obsession with dancers continued. He met the ballerina Henriette Darricarrère who became his most beloved muse, depicting her again and again in paintings, etchings, lithography, and works on paper. Her sculpted body and ability to transform herself into dozens of characters mesmerized Matisse for over seven years, providing an essential study of the human form for the artist.
Danseuse sur un Tabouret es una maravillosa litografía realizada por Henri Matisse en 1929. Está firmada a mano y numerada a lápiz en la hoja. Edición de 130 ejemplares. Dimensiones de la imagen: 45.5 x 26,5 cm Ref. Catálogo Pully, n. 135, p. 44. Quienes conocen a Henri Matisse (1869-1954) por sus suntuosos lienzos de intensos colores quizá se sorprendan al saber que también fue un delicado grabador. Matisse es reconocido como uno de los más grandes grabadores del siglo XX. Exponente del postimpresionismo y figura dominante del fauvismo, pintó una de sus obras más emblemáticas, Danza (I), en 1909, cuando el industrial ruso y coleccionista de arte Sergei Shchukin le encargó la obra para su mansión de Moscú, el Palacio Trubetskoy. Para el proyecto, Matisse reinterpretó las bailarinas desnudas de su Joy of Life (1906), de vivos colores, con una paleta reducida y líneas simplificadas. Este lienzo monumental, que Matisse completó en sólo una semana y consideró un estudio, es una de las obras más significativas del arte del siglo XX y forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York. En los años veinte, la obsesión de Matisse por las bailarinas continuó. Conoció a la bailarina Henriette Darricarrère, que se convirtió en su musa más querida, representándola una y otra vez en pinturas, grabados, litografías y obras sobre papel. Su cuerpo escultural y su capacidad para transformarse en docenas de personajes hipnotizaron a Matisse durante más de siete años, proporcionándole un estudio esencial de la forma humana.
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