Osvaldo Salas, widely recognized as one of the world’s great press photographers, was born in Havana, Cuba in 1914. At the age of fourteen, he left Havana with his parents and immigrated to New York. After several odd jobs at Madison Square Garden, Salas began taking pictures for an international boxing association that had the major champions of the time under contract. By the end of the war, Salas had fallen in love with photography and he won his first award in 1947. As a publicity photographer, his work was published in Life magazine as well as The New York Times. When Fidel Castro visited the United States in 1955 to raise funds for the revolution, Salas was assigned to photograph him in New York City. After several visits to Salas’ studio, Castro invited him and his son Roberto to Havana. Salas and his son became Fidel’s semi-official photographers and worked for the government newspaper Revolución. For several years, Salas traveled between his studio in New York and the harsh reality of the Cuban revolutionaries in the mountains of the Sierra Maestra. A strong supporter of the Revolution, Osvaldo finally returned to Cuba two days after the victory in 1959, and lived there for the remainder of his life.
Osvaldo Salas, ampliamente reconocido como uno de los grandes fotógrafos de prensa del mundo, nació en La Habana, Cuba, en 1914. A los catorce años, dejó La Habana con sus padres y emigró a Nueva York. Tras varios trabajos esporádicos en el Madison Square Garden, Salas comenzó a hacer fotos para una asociación internacional de boxeo que tenía contratados a los principales campeones de la época. Al final de la guerra, Salas se había enamorado de la fotografía y ganó su primer premio en 1947. Como fotógrafo publicitario, su trabajo se publicó en la revista Life y en el New York Times. Cuando Fidel Castro visitó Estados Unidos en 1955 para recaudar fondos para la revolución, Salas fue designado para fotografiarle en Nueva York. Tras varias visitas al estudio de Salas, Castro le invitó a él y a su hijo Roberto a La Habana. Salas y su hijo se convirtieron en fotógrafos semioficiales de Fidel y trabajaron para el periódico gubernamental Revolución. Durante varios años, Salas viajó entre su estudio de Nueva York y la dura realidad de los revolucionarios cubanos en las montañas de la Sierra Maestra. Firme partidario de la Revolución, Osvaldo regresó finalmente a Cuba dos días después de la victoria en 1959, y vivió allí el resto de su vida.
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